viernes, 17 de febrero de 2012

SECCIÓN IX. LA ENSEÑANZA DE LOS PRINCIPIOS DE LA SALUD. 29. “Hay Que Dar Importancia A La Reforma Pro Salud”


Como pueblo, se nos ha encomendado la tarea de dar a conocer los principios de la reforma pro salud. Hay quienes piensan que el asunto del régimen alimentario no es suficientemente importante para incluirse en su obra evangélica. Pero los tales cometen un grave error. La Palabra de Dios declara: "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10: 31). El tema de la temperancia, con todas sus derivaciones, tiene un lugar importante en la obra de salvación.

Instrucciones en relación con las misiones en las ciudades
Con relación a nuestras misiones en las ciudades, debiera haber salas adecuadas para reunir a las personas que han demostrado interés. Esta obra necesaria no debe llevarse a cabo en forma mezquina, porque eso causaría una impresión desfavorable en las mentes de la gente. Todo lo que se hace debiera dar un testimonio positivo en favor del Autor de la verdad, y debiera representar debidamente el carácter sagrado y la importancia de las verdades del mensaje del tercer ángel.

Hay que llevar a cabo clases de arte culinario. Hay que enseñar a la gente a preparar alimentos sanos. Hay que mostrarles la necesidad de descartar los alimentos perjudiciales. Pero nunca debiéramos proponer un régimen alimentario que mantenga a la gente con hambre. Es posible tener un régimen sano y nutritivo sin usar té, café ni alimentos a base de carne. La obra de enseñar a la gente a preparar un régimen sano y apetitoso es de la mayor importancia.

La obra de la reforma pro salud es el medio que Dios tiene para disminuir el sufrimiento que existe en nuestro mundo y purificar su iglesia. Enseñad a la gente que pueden obrar como ayudadores de Dios al colaborar con el Obrero Maestro en la restauración de la salud física y espiritual. Esta obra lleva la firma del Cielo y abrirá las puertas de entrada a otras preciosas verdades. Hay lugar para que trabajen todos los que se dediquen a realizar esta obra con inteligencia.

Hay que dar importancia a la obra de la reforma pro salud, es el mensaje que se me ha instruido que dé. Exponed tan claramente su valor para que se sienta en todas partes la necesidad de adoptarla. La abstinencia de los alimentos y bebidas perjudiciales es el fruto de la verdadera  religión. El que está cabalmente convertido abandonará todo hábito y apetito perjudiciales. Por medio de una abstinencia completa vencerá sus deseos de complacer los apetitos destructores de la salud.

Avanzad
Se me ha instruido que diga a los educadores de la reforma pro salud: Avanzad. El mundo necesita hasta la mínima influencia que podáis ejercer a fin de hacer retroceder la ola de calamidades morales. Que los que enseñan el mensaje del tercer ángel permanezcan fieles a sus colores. "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12: 1-2). Que Dios provea a los que trabajan de palabra y doctrina, con los mensajes más claros de verdad. Si sus obreros presentan estos mensajes con sencillez, seguridad y autoridad, el Señor obrará con ellos.

Hay que apoyar una reforma continua *
La circulación de nuestras publicaciones de la salud es una obra de gran importancia. Es una obra en la cual debieran interesarse vivamente todos los que creen las verdades especiales para este tiempo. Dios desea que ahora, como nunca antes, las mentes de la gente sean estimuladas profundamente para que investiguen el gran asunto de la temperancia y los principios que yacen bajo la verdadera reforma pro salud. La vida física debe ser cuidadosamente educada, cultivada y desarrollada, para que por medio de  los hombres y las mujeres se revele plenamente la naturaleza divina. Tanto las facultades físicas como las mentales, incluyendo los afectos, deben educarse a fin de que alcancen la eficiencia más elevada.

La reforma, una reforma continua, debe mantenerse ante la gente, y por medio de nuestro ejemplo debemos reforzar nuestras enseñanzas. La verdadera religión y las leyes de la salud van mano a mano. Es imposible trabajar por la salvación de los hombres y las mujeres sin presentarles la necesidad de romper las complacencias pecaminosas que destruyen la salud, rebajan el alma e impiden que la verdad divina impresione la mente. Hay que enseñar a hombres y mujeres a reconsiderar cuidadosamente cada hábito y práctica, y de inmediato descartar las cosas que enferman el cuerpo y arrojan una sombra oscura sobre la mente.

El pueblo de Dios debe ser portador de luz
Dios desea que su pueblo sea portador de luz al mundo que yace en medio de las tinieblas. Pero si rehúsa avanzar en la luz que él hace brillar en su camino, la luz finalmente se tornará en tinieblas; y en lugar de ser portadores de luz para el mundo, ellos mismos se perderán en las tinieblas que los rodearán. Dios desea que sus portadores de luz mantengan siempre una norma elevada ante ellos. Por precepto y ejemplo deben elevar esa norma perfecta muy por encima de la falsa norma de Satanás, la cual, si se la sigue, conducirá a la miseria, la degradación, la enfermedad y la muerte tanto para el cuerpo como para el alma.

Los que actúan como maestros deben tener un buen conocimiento de las enfermedades y de sus causas, y deben comprender que cada acción del ser humano debe encontrarse en perfecta armonía con las leyes de la vida. La luz que Dios ha dado con respecto a la reforma pro salud es para nuestra salvación y la salvación del mundo. Los hombres y las mujeres debieran ser informados con respecto al cuerpo  formado por nuestro Creador como su morada, y sobre el cual él desea que seamos mayordomos fieles. Estas importantes verdades deben ser dadas al mundo. Debemos alcanzar a la gente en el lugar donde se encuentra, y por medio del ejemplo y el precepto conducirla para que capte la hermosura de un estilo de vida mejor.

El mundo necesita instrucción en este sentido. Ha llegado el tiempo cuando cada alma debe permanecer fiel y leal a cada rayo de luz que Dios ha dado, y comenzar seriamente a dar este mensaje de la salud a la gente. Tendremos fortaleza y poder para hacer esto si practicamos estas verdades en nuestras propias vidas. Si todos siguiéramos la luz que hemos recibido, la bendición de Dios descansaría sobre nosotros y estaríamos ansiosos por presentar esas verdades a quienes no las poseen...

En toda nuestra obra debemos ejercer cuidado para que una rama no se convierta en especialidad, mientras sufren otros intereses. No se ha puesto suficiente interés en la circulación de nuestras revistas de salud. La circulación de esas revistas no se debe descuidar, porque si se lo hace, la gente sufrirá una gran pérdida.

Que nadie piense que la circulación de las revistas de salud es un asunto de menor importancia. Todos debieran manifestar más interés en esta obra y realizar mayores esfuerzos para llevarla a cabo. Dios bendecirá abundantemente a los que se preocupen de esto con seriedad, porque es la obra que debiera recibir atención en este tiempo.

Los pastores pueden hacer mucho por estimular la circulación de las revistas de salud, y debieran hacerlo. Cada miembro de la iglesia debiera trabajar fervorosamente en favor de esas revistas, como también de otras publicaciones. No debiera existir fricción entre las dos. Ambas debieran circular al mismo tiempo en el campo. Cada una es complemento de la otra, y en ningún sentido puede ocupar su lugar. La circulación de las revistas de salud constituirá  un medio poderoso para preparar a la gente para que acepte las verdades especiales que la harán idónea para la pronta venida del Hijo del Hombre.

Vivid vuestras convicciones y enseñad la verdad
Quiero decir a todos los reformadores de la salud: Vivid estrictamente siguiendo las convicciones de vuestras mentes iluminadas. No os dejéis llevar a la complacencia personal por las insinuaciones de los amigos. Vivid la reforma en el hogar; y cuando salgáis a otros lugares llevadla con vosotros. Vividla, y hablad de ella en los momentos adecuados, en los lugares debidos y en la manera correcta. Nunca permitáis que la oposición ni las bondadosas insinuaciones de los amigos ganen terreno en vosotros. Manteneos firmes en vuestro camino, y con todos los recursos debidos trabajad para impresionar a los que os rodean con la importancia del tema.­ Christian Temperance, págs. 200-201 (1890).

Se necesitan sanatorios en Washington y otros lugares
Sanatorio, California, julio 5 de 1903.
Apreciados Hermanos:
Nuestro pueblo de lejos y cerca debe preguntarse cómo considera el Señor su descuido de importantes centros en los Estados Unidos. En este país hay muchos lugares en los cuales nunca se ha proclamado la verdad. Hace muchos años que debiera haber habido un sanatorio en Washington, D.C. Pero los hombres han elegido sus métodos en muchas cosas, y han descuidado los lugares en los que la verdad debiera haber penetrado por medio del establecimiento de  la obra misionera médica. . .

¿Por qué los que han desempeñado una parte importante en la obra misionera médica no se han preocupado de llevar a Washington el mensaje de la temperancia en el comer, el beber y el vestir? Habría habido menos dificultad en dar el mensaje allí que en algunas otras partes. Hay muchos lugares que necesitan la obra misionera médica evangélica. Hay que establecer instituciones en estos lugares. Dios se propone que nuestros sanatorios sean los medios de alcanzar a los encumbrados y humildes, ricos y pobres. Debieran administrarse de tal manera que por medio de su obra se llame la atención a los mensajes que Dios ha dado al mundo. Muchos no escucharán el llamado de la misericordia; sin embargo, debe darse a todos, para que todos los que deseen hacerlo, acudan a la fuente de agua de vida y beban.­ Review and Herald, agosto 11, 1903.

Educar, educar, educar *
Debiéramos educarnos personalmente, no sólo para vivir en armonía con las leyes de la salud, sino para enseñar a otros que hay un camino mejor. Muchos, aun de los que profesan creer las verdades especiales para este tiempo, ignoran lamentablemente los principios de la salud y la temperancia. Necesitan ser educados, línea sobre línea y precepto sobre precepto. Hay que mantener el tema constantemente ante ellos. Este asunto no se debe descartar como algo que no es esencial, porque casi cada familia necesita ser estimulada en relación con esta cuestión. Hay que despertar la conciencia al deber de practicar los principios de la verdadera reforma. Dios requiere que su pueblo sea templado en todas las cosas. A menos que practiquen la  verdadera temperancia, no podrán ser susceptibles a la influencia santificadora de la verdad, y no lo serán.

Nuestros pastores debieran comprender este asunto. No debieran ignorarlo ni tampoco debieran dejarse apartar por quienes los consideran extremistas. Que descubran en qué consiste la verdadera reforma pro salud y enseñen sus principios, tanto por precepto como por un ejemplo sosegado y consecuente. En nuestros grandes congresos debiera impartirse instrucción acerca de la salud y la temperancia. Procurad estimular el intelecto y la conciencia. Poned en servicio todo el talento de que se disponga y continuad la obra mediante publicaciones sobre el tema. "Educar, educar, educar", es el mensaje que se me ha dado.

En todas nuestras misiones, mujeres con conocimiento debieran encargarse de las disposiciones domésticas, mujeres que sepan preparar los alimentos bien presentados y en forma saludable. La mesa debiera contar con alimentos abundantes de la mejor calidad. Si hay personas que tienen el gusto pervertido, y a causa de esto desean té, café, condimentos y platos no saludables, hay que impartirles conocimiento. Procurad estimular la conciencia. Estableced ante ellos los principios de la Biblia acerca de la higiene. Donde se puede obtener leche y fruta abundante, no hay mucha excusa para consumir alimentos de origen animal; no es necesario quitarle la vida a ninguna criatura de Dios para suplir nuestras necesidades comunes. Sin embargo, en algunos casos de enfermedad o agotamiento puede ser mejor usar algo de carne, pero debe tenerse mucho cuidado en conseguir la carne de animales sanos. Hay serias dudas de que sea seguro utilizar como alimento la carne en esta época del mundo. Sería mejor no comer nunca carne que usar la carne de animales que no están sanos. . .

Repetidamente se me ha mostrado que Dios procura llevarnos de vuelta paso a paso a su designio original, que el ser humano debiera subsistir a base de productos naturales  de la tierra. Entre los que están esperando la venida del Señor, desaparecerá con el tiempo el uso de carne; la carne dejará de formar parte de su régimen alimentario. Siempre debiéramos mantener en vista este objetivo, y esforzarnos constantemente por alcanzarlo. . .

Conocimiento del arte culinario saludable
Una razón por la que muchos se han desanimado en la práctica de la reforma pro salud es que no han aprendido a cocinar en tal forma que los alimentos adecuados, preparados con sencillez, tomen el lugar de los alimentos a los cuales han estado acostumbrados. Los platos pobremente preparados les causan disgusto, y finalmente dicen que han probado la reforma pro salud pero no pueden vivir en esa forma. Muchos intentan seguir instrucciones insuficientes en la reforma pro salud y realizan un trabajo de tan pobre calidad que les daña el sistema digestivo y desanima a todos los que intentaron practicarla. Puesto que profesáis ser reformadores de la salud, debéis convertiros en buenos cocineros. Los que pueden aprovechar las instrucciones de las clases de arte culinario debidamente presentadas, encontrarán que son muy beneficiosas tanto para su práctica personal como para la enseñanza de otros.

Enseñad sabiamente y por el ejemplo
No toméis ideas aisladas para convertirlas en una prueba ni para criticar a otros cuya práctica no esté de acuerdo con vuestra opinión; sino que estudiad el tema en forma amplia y profunda, y procurad colocar vuestras propias ideas y prácticas en perfecta armonía con los principios de la verdadera temperancia cristiana.

Hay muchos que procuran corregir las vidas de otros atacando lo que consideran hábitos erróneos. Hablan con las personas a quienes consideran en error y les señalan sus defectos, pero no procuran dirigir la mente a los verdaderos  principios. Este comportamiento con frecuencia no consigue los resultados deseados. Cuando hacemos evidente que procuramos corregir a otros, con mucha frecuencia despertamos su combatividad y hacemos más daño que bien. También el que reprocha corre peligro. El que asume la tarea de corregir a otros corre el riesgo de cultivar el hábito de la crítica, y pronto todo su interés se concentra en descubrir errores y encontrar defectos. No observéis a otros para encontrar sus faltas o exponer sus errores. Educadlos para que tengan mejores hábitos por medio del poder de vuestro propio ejemplo. . .

El médico como maestro
Se puede realizar mucho bien iluminando a todas las personas con quienes nos ponemos en contacto, en lo que concierne a los mejores medios, no sólo para curar a los enfermos sino para prevenir la enfermedad y el sufrimiento. El médico que procura instruir a sus pacientes acerca de la naturaleza y las causas de sus enfermedades, y enseñarles cómo evitar la enfermedad, puede encontrar dificultades en su tarea; pero si es un reformador concienzudo, hablará claramente de los efectos ruinosos de la complacencia de sí mismo en el comer, el beber y el vestir, del recargo de las fuerzas vitales que ha llevado a sus pacientes a la situación en que se encuentran. No aumentará el mal administrando drogas hasta que la naturaleza agotada abandone la lucha, sino que enseñará a los pacientes a formar hábitos correctos y a ayudar a la naturaleza en su obra de restauración por medio del uso sabio de sus propios remedios.

En todas nuestras instituciones de salud debiera realizarse un esfuerzo especial por instruir con respecto a las leyes de la salud. Los principios de la reforma pro salud debieran establecerse clara y completamente ante los pacientes y los auxiliares. Esta obra requiere valor moral, porque si bien es cierto que muchos se beneficiarán por estos esfuerzos, otros  se mostrarán ofendidos. Pero el verdadero discípulo de Cristo, aquel cuya mente se encuentra en armonía con la mente de Dios, aprenderá constantemente y enseñará para guiar las mentes hacia arriba y apartarlas de los errores imperantes del mundo.

La obra de la iglesia
Mucho del prejuicio que impide que la verdad del mensaje del tercer ángel llegue a los corazones de la gente podría eliminarse si se prestara más atención a la reforma pro salud. Cuando la gente se interesa en este tema, con frecuencia queda preparado el camino para la entrada de otras verdades. Si ellos ven que actuamos inteligentemente con respecto a la salud, se mostrarán más dispuestos a creer que nuestras doctrinas bíblicas son sólidas.

Este ramo de la obra del Señor no ha recibido la atención debida, y mucho se ha perdido a causa de este descuido. Si la iglesia manifestara un interés mayor en las reformas a través de las cuales Dios mismo está procurando prepararlos para su venida, su influencia sería mucho mayor de lo que es actualmente. Dios ha hablado a su pueblo y se propone que escuchen y obedezcan su voz. Aunque la reforma pro salud no constituye el mensaje del tercer ángel, se encuentra estrechamente relacionada con él. Los que proclaman el mensaje también debieran enseñar la reforma pro salud. Es un tema que debemos comprender a fin de estar preparados para los acontecimientos que se aproximan, y debiera ocupar un lugar prominente.

Indiferencia e incredulidad
Se me mostró que la obra de la reforma pro salud apenas se ha comenzado. Aunque hay algunos que sienten profunda preocupación por esto y obran de acuerdo con su fe, otros permanecen indiferentes y ni siquiera han dado el primer  paso en la reforma. Existe la incredulidad en ellos, y como esta reforma restringe el apetito carnal, muchos se alejan de ella. Tienen otros dioses delante del Señor. Sus gustos y su apetito son su dios, y cuando se coloca el hacha a la raíz del árbol, y los que han complacido sus apetitos depravados a expensas de la salud son tocados, cuando se señala su pecado, cuando se les muestran sus ídolos, no quieren ser convictos; y aunque la voz de Dios les hablara directamente para que desechen las complacencias destructoras de la salud, algunos continuarían aferrándose a las cosas perjudiciales que aman. parecen estar unidos a sus ídolos, y Dios pronto dirá a sus ángeles: "Dejadlos solos" . . .

Vi que nosotros como pueblo debemos avanzar en esta gran obra. Los pastores y los miembros deben actuar concertadamente. El pueblo de Dios no está preparado para el clamor en alta voz del tercer ángel. Tienen una obra que deben realizar por sí mismos, la que no debieran dejar que Dios haga por ellos. El les ha encomendado esta obra. Es una obra individual, que no puede ser hecha por otra persona.­ Testimonies for the Church, tomo 1, pág. 486 (1865). EGW CSS

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