TODA ASOCIACION en la
vida requiere el ejercicio del dominio propio, la tolerancia y la
simpatía. Diferimos tanto en
disposición, hábitos y educación, que nuestra manera de ver las cosas varía
mucho. Juzgamos de modos distintos. Nuestra comprensión de la verdad, nuestras
ideas acerca del comportamiento en la vida, no son idénticas en todo
respecto. No hay dos personas cuyas
experiencias sean iguales en todo detalle. Las pruebas de uno no son las de otro. Los deberes que a uno le parecen fáciles, son para otro en extremo
difíciles y le dejan perplejo.
TAN FRAGIL, tan
ignorante, tan propensa a equivocarse es la naturaleza humana, que cada cual
debe ser prudente al valorar a su prójimo. Poco sabemos de la influencia de nuestros actos en la experiencia de los
demás. Lo que hacemos o decimos puede
parecernos de poca monta, cuando, si pudiéramos abrir los ojos, veríamos que de
ello dependen importantísimos resultados para el bien o el mal.
MIRAMIENTO POR QUIENES LLEVAN CARGAS
MUCHOS son los que
han llevado tan pocas cargas, y cuyo corazón ha experimentado tan poca angustia
verdadera, y ha sentido tan poca congoja por el prójimo, que no pueden
comprender lo que es llevar cargas. No
son más capaces de apreciar las de quien las lleva que lo es el niño de
comprender el cuidado y el duro trabajo de su recargado padre. El niño extraña los temores y las
perplejidades de su padre. Le parecen
385 inútiles. Pero cuando su experiencia
aumente con los años y le toque llevar su propia carga, entonces echará una
mirada retrospectiva sobre la vida de su padre; y comprenderá lo que
anteriormente le parecía tan incomprensible. La amarga experiencia le dará conocimiento.
NO SE COMPRENDE la
pesada labor de muchos ni se aprecian debidamente sus trabajos hasta después de
su muerte. Cuando otros asumen las
cargas que el extinto dejó, y tropiezan con las dificultades que él arrostró,
entonces comprenden hasta qué punto fueron probados su valor y su fe. Muchas veces, ya no ven entonces las faltas
que tanto se apresuraban a censurar. La
experiencia les enseña a tener simpatía. Dios permite que los hombres ocupen puestos de responsabilidad. Cuando se equivocan, tiene poder para
corregirlos o para deponerlos. Cuidémonos de no juzgar, porque es obra que pertenece a Dios.
LA CONDUCTA de David
para con Saúl encierra una lección. Por
mandato de Dios Saúl fue ungido rey de Israel. Por causa de su desobediencia, el Señor declaró que el reino le sería
quitado; y no obstante, ¡cuán cariñosa, cortés y prudente fue la conducta de
David para con él! Al procurar quitarle
la vida a David, Saúl se trasladó al desierto, y, sin saberlo, penetró en la
misma cueva en que David y sus guerreros estaban escondidos. "Entonces los de David le dijeron: He
aquí el día de que te ha dicho Jehová: . . Entrego tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciera.... Y
dijo a los suyos: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido
de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido de
Jehová." (1 Samuel 24:5,7).
EL SALVADOR NOS DICE: "No juzguéis, para
que no seáis juzgados. Porque con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os
volverán a medir." (Mateo 7:1,2).
ACORDAOS de que pronto el curso de
vuestra vida será revisado ante Dios. Recordad también que él dijo: "Eres 386 inexcusable, oh hombre,
cualquiera que juzgas, porque lo mismo haces, tú que juzgas." (Romanos 2:1).
No nos conviene
dejarnos llevar del enojo con motivo de algún agravio real o supuesto que se
nos haya hecho. El enemigo a quien más
hemos de temer es el yo. Ninguna forma
de vicio es tan funesta para el carácter como la pasión humana no refrenada por
el Espíritu Santo.
NINGUNA victoria que
podamos ganar es tan preciosa como la victoria sobre nosotros mismos.
PACIENCIA EN LAS PRUEBAS
NO DEBEMOS permitir
que nuestros sentimientos sean quisquillosos. Hemos de vivir, no para proteger nuestros sentimientos o nuestra
reputación, sino para salvar almas. Conforme nos interesemos en la salvación de las almas, dejaremos de
notar las leves diferencias que suelen surgir en nuestro trato con los
demás. Piensen o hagan ellos lo que
quieran con respecto a nosotros, nada debe turbar nuestra unión con Cristo,
nuestra comunión con el Espíritu Santo. "¿Qué gloria es, si pecando vosotros sois abofeteados, y lo sufrís?
más si haciendo bien sois afligidos, y lo sufrís, esto ciertamente es agradable
delante de Dios." (1 Pedro 2:20.)
NO OS DESQUITEIS. En cuanto os sea posible,
quitad toda causa de falsa aprensión. Evitad la apariencia del mal. Haced cuanto podáis, sin sacrificar los principios cristianos, para
conciliaros con los demás. "Si
trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo
contra ti, deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en
amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente." (Mateo
5:23,24).
SI OS DICEN PALABRAS VIOLENTAS, no repliquéis jamás con el mismo espíritu. Recordad que "la blanda respuesta quita
la ira" (Proverbios 15:1). Y hay un
poder maravilloso en el silencio. A
veces las palabras que se le dicen al que está enfadado no sirven sino para
exasperarlo. Pero pronto se 387
desvanece el enojo contestado con el silencio, con espíritu cariñoso y
paciente.
BAJO la granizada de
palabras punzantes de acre censura, mantened vuestro espíritu firme en la
Palabra de Dios. Atesoren vuestro
espíritu y vuestro corazón las promesas de Dios. Si se os trata mal o si se os censura sin
motivo, en vez de replicar con enojo, repetíos las preciosas promesas: "No seas vencido
de lo malo; mas vence con el bien el mal."(Romanos 12:21.)
"ENCOMIENDA a
Jehová tu camino, y espera en él; y él hará. Y exhibirá tu justicia como la luz, y tus derechos como el
mediodía." (Salmo 37:5, 6.) "Nada hay
encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser
sabido."(Lucas 12:2.) "Hombres hiciste
subir sobre nuestra cabeza; entramos en fuego y en aguas, y sacástenos a
hartura." (Salmo 66:12.)
PROPENDEMOS a buscar
simpatía y aliento en nuestro prójimo, en vez de mirar a Jesús. En su misericordia y fidelidad, Dios permite
muchas veces que aquellos en quienes ponemos nuestra confianza nos chasqueen,
para que aprendamos cuán vano es confiar en el hombre y hacer de la carne
nuestro brazo. Confiemos completa,
humilde y abnegadamente en Dios.
EL CONOCE las tristezas que sentimos en las profundidades de nuestro ser y que no
podemos expresar. Cuando todo parezca
obscuro e inexplicable, recordemos las palabras de Cristo:
"Lo que yo
hago, tú no entiendes ahora; mas lo entenderás después." (Juan 13:7).
ESTUDIAD la historia
de José y de Daniel. El Señor no impidió
las intrigas de los hombres que procuraban hacerles daño; pero hizo redundar
todos aquellos ardides en beneficio de sus siervos que en medio de la prueba y
del conflicto conservaron su fe y lealtad.
MIENTRAS permanezcamos
en el mundo, tendremos que arrostrar influencias adversas. Habrá provocaciones que 388 probarán nuestro
temple, y si las arrostramos con buen espíritu desarrollaremos las virtudes
cristianas.
SI CRISTO vive en nosotros,
seremos sufridos, bondadosos y prudentes,
alegres en medio de los enojos e
irritaciones.
Día tras día y año tras
año iremos venciéndonos, hasta llegar al noble heroísmo.
Esta es la tarea que se nos ha señalado; pero
no se puede llevar a cabo sin la ayuda de Jesús, sin ánimo resuelto, sin
propósito firme, sin continua vigilancia y oración.
Cada cual tiene su propia lucha.
NI SIQUIERA DIOS puede ennoblecer nuestro
carácter ni hacer útiles nuestras vidas a menos que lleguemos a ser sus
colaboradores.
LOS QUE HUYEN DEL COMBATE pierden la fuerza y el gozo de la victoria. No necesitamos llevar
cuenta de las pruebas, dificultades, pesares y tristezas, porque están
consignados en los libros, y no los olvidará el Cielo. Mientras rememoramos las cosas desagradables,
se escapan de la memoria muchas que son agradables, tales como la bondad
misericordioso con que Dios nos rodea a cada momento, y el amor que admira a
los ángeles, el que le impulsó a dar a su Hijo para que muriese por
nosotros.
Si al trabajar para Cristo
creéis haber experimentado mayores pruebas y cuidados que las que afligieron a
otros, recordad que gozaréis de una paz desconocida de quienes rehuyeron esas
cargas. Hay consuelo y gozo en el
servicio de Cristo. Demostrad al mundo
que la vida de Cristo no es fracaso.
Si no os sentís de
buen ánimo y alegres, no habléis de ello. No arrojéis sombra sobre la vida de los demás. Una religión fría y desolada no atrae nunca
almas a Cristo. Las aparta de él para
empujarlas a las redes que Satanás tendió ante los pies de los descarriados.
En vez de pensar en vuestros desalientos,
pensad en el poder a que podéis aspirar en el nombre de Cristo. Aférrese vuestra imaginación a las cosas
invisibles. Dirigid vuestros
pensamientos hacia las manifestaciones evidentes del gran amor de Dios por
vosotros. La fe 389 puede sobrellevar la
prueba, resistir a la tentación y mantenerse firme ante los desengaños. Jesús vive y es nuestro abogado.
Todo lo que su mediación nos asegura es
nuestro.
¿No creéis que Cristo
aprecia a los que viven enteramente para él? ¿No pensáis que visita a los que,
como el amado Juan en el destierro, se encuentran por su causa en situaciones
difíciles?
DIOS no consentirá en que sea
dejado solo uno de sus fieles obreros, para que luche con gran desventaja y sea
vencido. El guarda como preciosa joya a
todo aquel cuya vida está escondida con Cristo en él. De cada uno de ellos dice: "Ponerte he
como anillo de sellar: porque yo te escogí."
(Hageo 2:23).
HABLAD por tanto de
las promesas; hablad de la buena voluntad de Jesús para bendecir.
No nos olvida ni un solo instante. Cuando, a pesar de circunstancias
desagradables, sigamos confiados en su amor y unidos íntimamente con él, el
sentimiento de su presencia nos inspirará un gozo profundo y tranquilo.
Acerca de sí mismo Cristo dijo: "Nada
hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me
ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que a él agrada, hago siempre." (Juan 8:28,29.)
LA PRESENCIA DEL PADRE Rodeaba a Cristo, y nada le sucedía que Dios en su infinito amor no
permitiera para bendición del mundo. Esto era fuente de consuelo para Cristo, y lo es también para
nosotros. El que está lleno del espíritu
de Cristo vive en Cristo. Lo que le
suceda viene del Salvador, que le rodea con su presencia. Nada podrá tocarle sin permiso del
Señor. Todos nuestros padecimientos y
tristezas, todas nuestras tentaciones y pruebas, todas nuestras pesadumbres y
congojas, todas nuestras privaciones y persecuciones, todo, en una palabra, contribuye
a nuestro bien. Todos los
acontecimientos y circunstancias obran con Dios para nuestro bien. 390
SI COMPRENDEMOS la
longanimidad de Dios para con nosotros, nunca juzgaremos ni acusaremos a
nadie. Cuando Cristo vivía en la tierra,
¡cuán sorprendidos hubieran quedado quienes con él vivían, si, después de
haberle conocido, le hubieran oído decir una palabra de acusación, de censura o
de impaciencia! No olvidemos nunca que
los que le aman deben imitar su carácter. "Amándoos los
unos a los otros con caridad fraternal; previniéndoos con honra los unos a los
otros." "No volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino
antes por el contrario, bendiciendo; sabiendo que vosotros sois llamados para
que poseáis bendición en herencia."
(Romanos 12:10; 1 Pedro 3:9).
EL SEÑOR Jesús nos
pide que reconozcamos los derechos de cada ser humano.
Hemos de considerar los derechos sociales de
los hombres y sus derechos como cristianos.
A todos debemos tratar con cortesía y delicadeza, como hijos e hijas de Dios.
El cristianismo hará
de todo hombre un cumplido caballero. Cristo fue cortés aun con sus perseguidores; y sus discípulos verdaderos
manifestarán el mismo espíritu. Mirad a
Pablo cuando compareció ante los magistrados. Su discurso ante Agripa es dechado de verdadera cortesía y de persuasiva
elocuencia.
El Evangelio no fomenta la
cortesía formalista, tan corriente en el mundo, sino la cortesía que brota de
la verdadera bondad del corazón.
EL CULTIVO más
esmerado del decoro externo no basta para acabar con el enojo, el juicio
implacable y la palabra inconveniente. El verdadero refinamiento no traslucirá mientras se siga considerando al
yo como objeto supremo. EL AMOR debe residir
en el corazón.
UN CRISTIANO CABAL funda
sus motivos de acción en el amor profundo que tiene por el Maestro. De las raíces de su amor a Cristo brota un
interés abnegado por sus hermanos. El
amor comunica al que lo posee gracia, 391 decoro y gentileza en el modo de
portarse. Ilumina el rostro y modula la
voz; refina y eleva al ser entero.
LA VIDA no consiste
principalmente en grandes sacrificios ni en maravillosas hazañas, sino en cosas
menudas, que parecen insignificantes y sin embargo suelen ser causa de mucho
bien o mucho mal en nuestras vidas.
POR NUESTRO FRACASO en soportar las pruebas que nos sobrevengan en las cosas
menudas, es como se contraen hábitos que deforman el carácter, y cuando
sobrevienen las grandes pruebas nos encuentran desapercibidos. Sólo obrando de acuerdo con los buenos
principios en las pruebas de la vida diaria, podremos adquirir poder para
permanecer firmes y fieles en situaciones más peligrosas y difíciles.
NUNCA ESTAMOS SOLOS. Sea que le escojamos o no,
tenemos siempre a Uno por compañero. Recordemos que doquiera estemos, hagamos lo que hagamos, Dios está
siempre presente. Nada de lo que se
diga, se haga o se piense puede escapar a su atención. Para cada palabra o acción tenemos un
testigo, el Santo Dios, que aborrece el pecado. Recordémoslo siempre antes de hablar o de realizar un acto cualquiera. Como cristianos, somos miembros de la familia
real, hijos del Rey celestial. No digáis
una palabra ni hagáis cosa alguna que afrente "el buen nombre que fue
invocado sobre vosotros." (Santiago 2:7.)
ESTUDIAD ATENTAMENTE el carácter divino-humano, y preguntaos siempre: "¿Qué haría Jesús si
estuviera en mi lugar?" Tal debiera ser la norma de vuestro deber. No frecuentéis innecesariamente la sociedad
de quienes debilitarían por sus artificios vuestro propósito de hacer el bien,
o mancharían vuestra conciencia. No
hagáis entre extraños, en la calle o en casa, lo que tenga la menor apariencia
de mal. Haced algo cada día para
mejorar, embellecer y ennoblecer la vida que Cristo compró con su sangre.
OBRAD SIEMPRE movidos
por buenos principios, y nunca por 392 impulso. Moderad la impetuosidad natural de vuestro ser con mansedumbre y
dulzura. No deis lugar a la liviandad ni
a la frivolidad. No broten chistes
vulgares de vuestros labios. Ni siquiera
deis rienda suelta a vuestros pensamientos. Deben ser contenidos y sometidos a la obediencia de Cristo. Consagradlos siempre a cosas santas. De este modo, mediante la gracia de Cristo,
serán puros y sinceros.
DEBEMOS SENTIR siempre el poder ennoblecedor de los pensamientos puros. La única seguridad para el alma consiste en
pensar bien, pues acerca del hombre se nos dice: "Cuál es su pensamiento
en su alma, tal es él." (Proverbios 23:7.) El poder del dominio propio se
acrecienta con el ejercicio. Lo que al
principio parece difícil, se vuelve fácil con la práctica, hasta que los buenos
pensamientos y acciones llegan a ser habituales. Si queremos, podemos apartarnos de todo lo
vulgar y degradante y elevarnos hasta un alto nivel, donde gozaremos del
respeto de los hombres y del amor de DIOS.
HABLEMOS BIEN DE LOS DEMAS
PRACTICAD el hábito
de hablar bien de los demás. Pensad en
las buenas cualidades de aquellos a quienes tratáis, y fijaos lo menos posible
en sus faltas y errores.
Cuando sintáis
la tentación de lamentar lo que alguien haya dicho o hecho, alabad algo de su
vida y carácter. Cultivad El Agradecimiento.
Alabad a Dios por su
amor admirable de haber dado a Cristo para que muriera por nosotros.
Nada sacamos con pensar en nuestros
agravios.
DIOS nos invita a meditar en
su misericordia y amor incomparables,
para que seamos movidos a alabarle.
LOS QUE TRABAJAN fervorosamente no tienen tiempo para fijarse en las faltas ajenas.
No podemos vivir de las cáscaras de las
faltas o errores de los demás.
HABLAR MAL es una maldición doble, que recae más pesadamente sobre el que habla que
sobre el que oye. El que esparce las
semillas de la disensión 393 y la discordia cosecha en su propia alma los
frutos mortíferos. El mero hecho de
buscar algo malo en otros desarrolla el mal en los que lo buscan.
AL ESPACIARNOS en los defectos de los demás
nos transformamos a la imagen de ellos. Por el contrario, mirando a Jesús, hablando de su amor y de la
perfección de su carácter, nos transformamos a su imagen.
MEDIANTE la contemplación del elevado ideal
que él puso ante nosotros, nos elevaremos a una atmósfera pura y santa, hasta
la presencia de Dios. Cuando
permanecemos en ella brota de nosotros una luz que irradia sobre cuantos se
relacionan con nosotros.
EN VEZ de criticar y
condenar a los demás, decid:
"Tengo que consumar mi propia salvación.
Si coopero con el que quiere salvar mi alma,
Debo vigilarme a mí mismo con diligencia.
Debo eliminar de mi vida todo mal.
Debo vencer todo defecto.
Debo
ser una nueva criatura en Cristo.
Entonces, en vez de debilitar a los que luchan contra el mal,
Podré
fortalecerles con palabras de aliento."
Somos por demás indiferentes unos
con otros.
Demasiadas veces olvidamos
que nuestros compañeros
de trabajo necesitan fuerza y estímulo.
No dejemos de reiterarles el interés y la simpatía
que por ellos sentimos.
Ayudémosles con
nuestras oraciones y dejémosles saber que así obramos.
NO TODOS No todos los que
dicen trabajar por Cristo son discípulos verdaderos. Entre los que llevan su nombre y se llaman
sus obreros, hay quienes no le representan por su carácter. No se rigen por los principios de su
Maestro. A menudo ocasionan perplejidad
y desaliento a sus compañeros de trabajo, jóvenes aún en experiencia cristiana;
pero no hay por qué dejarse extraviar.
Cristo nos dio un ejemplo perfecto. Nos manda que le sigamos.
Hasta la consumación
de los siglos habrá cizaña entre el trigo. Cuando los siervos del padre de familia, en su celo por la honra de él,
le pidieron permiso para arrancar la cizaña, 394 él les dijo: "No; porque cogiendo
la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro
hasta la siega." (Mateo 13:29,30).
En Su Misericordia Y Longanimidad, Dios tiene paciencia con el impío, y aun con el de falso
corazón. Entre los apóstoles escogidos por
el Cristo, estaba Judas el traidor. ¿Deberá ser causa de sorpresa o de
desaliento el que haya hoy hipócritas entre los obreros de Cristo? Si Aquel que lee en los corazones pudo
soportar al que, como él sabía, iba a entregarle, ¡con cuánta paciencia deberemos
nosotros también soportar a los que yerran!
SEAMOS COMO JESUS
Y NO TODOS, ni aun
entre los que parecen ser los que más yerran, son como Judas.
El impetuoso Pedro, tan violento y seguro de
sí mismo, aparentaba a menudo ser inferior a Judas.
El Salvador le reprendió más veces que al
traidor. Pero ¡qué vida de servicio y
sacrificio fue la suya! ¡Cómo atestigua el poder de la gracia de Dios! Hasta donde podamos, debemos ser para los
demás lo que fue Jesús para sus discípulos mientras andaba y discurría con
ellos en la tierra.
CONSIDERAOS MISIONEROS, ante todo entre vuestros compañeros de trabajo. Cuesta a menudo mucho tiempo y trabajo ganar
un alma para Cristo. Y cuando un alma
deja el pecado para aceptar la justicia, hay gozo entre los ángeles. ¿Pensáis
que a los diligentes espíritus que velan por estas almas les agrada la
indiferencia con que las tratan quienes aseveran ser cristianos? Si Jesús nos tratara como nosotros nos
tratamos muchas veces unos a otros, ¿Quién de nosotros podría salvarse?
RECORDAD que no podéis leer en los
corazones.
No conocéis los motivos que
inspiran los actos que os parecen malos.
Son muchos los que no recibieron buena educación; sus caracteres están
deformados; son toscos y duros y parecen del todo tortuosos. Pero la gracia de Cristo puede 395
transformarlos.
No los desechéis ni los arrastréis al desaliento ni a la
desesperación, diciéndoles: "Me habéis engañado y ya no procuraré
ayudaros." Unas cuantas Palabras, dichas con la viveza inspirada por la
provocación, y que consideramos merecidas, pueden romper los lazos de
influencia que debieran unir su corazón con el nuestro.
LA VIDA COSECUENTE,
la sufrida prudencia, el ánimo impasible bajo la provocación, son siempre los
argumentos más decisivos y los más solemnes llamamientos. Si habéis tenido oportunidades y ventajas que
otros no tuvieron, tenedlo bien en cuenta, y sed siempre maestros sabios,
esmerados y benévolos.
Para Que El Sello
deje en la cera una impresión clara y destacada, no lo aplicáis
precipitadamente y con violencia, sino que con mucho cuidado lo ponéis sobre la
cera blanda, y pausadamente y con firmeza lo oprimís hasta que la cera se
endurece. Así también tratad con las
almas humanas.
El secreto del éxito que
tiene la influencia cristiana consiste en que ella es ejercida de continuo, y
ello depende de la firmeza con que manifestéis el carácter de Cristo. Ayudad a los que han errado, hablándoles de
lo que habéis experimentado. Mostradles
cómo, cuándo cometisteis vosotros también faltas graves, la paciencia, la
bondad y la ayuda de vuestros compañeros de trabajo os infundieron aliento y
esperanza.
Hasta el día del
juicio no conoceréis la influencia de un trato bondadoso y respetuoso para con
el débil, el irrazonable y el indigno. Cuando tropezamos con la ingratitud y la traición de los cometidos
sagrados, nos sentimos impulsados a manifestar desprecio e indignación. Esto es lo que espera el culpable, y se
prepara para ello. Pero la prudencia
bondadosa le sorprende, y suele despertar sus mejores impulsos y el deseo de
llevar una vida más noble. "Hermanos, si
alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad
al tal con el espíritu de 396 mansedumbre; considerándote a ti mismo, porque tú
no seas también tentado. Sobrellevad los
unos las cargas de los otros; y cumplid así la ley de Cristo." (Gálatas
6:1,2).
TODOS los que
profesan ser hijos de Dios deben recordar que, como misioneros, tendrán que
tratar con toda clase de personas: refinadas y toscas, humildes y soberbias,
religiosas y escépticas, educadas e ignorantes, ricas y pobres. No es posible tratar a todas estas
mentalidades del mismo modo; y no obstante, todas necesitan bondad y
simpatía. Mediante el trato mutuo,
nuestro intelecto debe recibir pulimento y refinamiento. Dependemos unos de otros, unidos como estamos
por los vínculos de la fraternidad humana.
"Habiéndonos
formado el cielo para que dependiéramos unos de otros, el amo, el siervo o el
amigo, uno a otro le piden ayuda, hasta que la flaqueza de uno venga a ser la
fuerza de todos."
Por medio de las
relaciones sociales el cristianismo se revela al mundo. Todo hombre y mujer que ha recibido la divina
iluminación debe arrojar luz sobre el tenebroso sendero de aquellos que no
conocen el mejor camino. La influencia
social, santificada por el Espíritu de Cristo, debe servir para llevar almas al
Salvador. Cristo no debe permanecer
oculto en el corazón como tesoro codiciado, sagrado y dulce, para que de él
sólo goce su dueño. Cristo debe ser en
nosotros una fuente de agua que brote para vida eterna y refrigere a todos los
que se relacionen con nosotros. 397
El Ministerio De Curación (EGW).