sábado, 18 de febrero de 2012

SECCIÓN XIII. LA SANTIDAD DE VIDA. 38. “La Santidad Y La Salud”


El sabio, hablando de la sabiduría, dice que "sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz" (Proverbios 3: 17). Muchos creen que la devoción a Dios es perjudicial para la salud y para una gozosa felicidad en las relaciones sociales de la vida. Pero los que andan en los caminos de la sabiduría y la santidad encuentran que "la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera" (1 Timoteo 4: 8). Disfrutan activamente de los placeres reales de la vida, a la vez que no son perturbados por vanos remordimientos por las horas malgastadas, ni por el abatimiento ni el temor, como ocurre con la gente mundana con tanta frecuencia cuando no es entretenida por alguna diversión interesante. . .

La santidad no está en conflicto con las leyes de la salud, sino en armonía con ellas. Si la gente hubiera obedecido la ley de los Diez Mandamientos, si hubiera mantenido en sus vidas los principios de estos diez preceptos, no existiría la maldición de la enfermedad que ahora inunda al mundo. Los hombres pueden enseñar que las diversiones vanas son necesarias para mantener la mente por encima de la desesperación. Puede ser que la mente en esa forma sea momentáneamente distraída; pero después de la diversión viene la tranquila reflexión. La conciencia despierta y hace oír su voz, que dice: "No es ésta la forma de obtener salud o verdadera felicidad".

Hay muchas diversiones que estimulan la mente, pero son seguidas por un estado de depresión. Hay otras formas de recreación que son inocentes y saludables, pero el trabajo útil que permite el ejercicio físico con frecuencia tendrá una influencia más benéfica sobre la mente, mientras al mismo tiempo fortalecerá los músculos, mejorará la circulación y resultará un instrumento poderoso en la recuperación de la salud.

"¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela. Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos. La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos. Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias"
 (Salmo 34: 12-17).

El obrar bien es la mejor medicina
El estar consciente de obrar correctamente es la mejor medicina para los cuerpos y las mentes enfermos. La bendición especial de Dios que reposa sobre el que la recibe es salud y fortaleza. La persona cuya mente está tranquila y satisfecha en Dios está en camino de la buena salud. El  tener conciencia de que el ojo de Dios nos contempla y que su oído escucha nuestras oraciones, es sumamente satisfactorio. Saber que tenemos un Amigo que nunca falla a quien podemos confiar todos los secretos del alma, constituye una felicidad que las palabras no pueden expresar. Las personas que tienen sus facultades morales anubladas por la enfermedad no pueden representar correctamente la vida cristiana ni la hermosura de la felicidad. Se encuentran con frecuencia en el fuego del fanatismo o en el agua helada de la indiferencia o en el abatimiento insensible.

Los que no creen que es su deber religioso disciplinar la mente para que se espacie sobre temas gozosos, generalmente se encontrarán en uno de dos extremos: se sentirán exaltados por una serie de diversiones entusiasmadoras, participarán de conversaciones frívolas, reirán y harán bromas, o bien se sentirán deprimidos, tendrán grandes pruebas y conflictos mentales, que piensan que pocas personas han experimentado o pueden comprender. Estos pueden ser cristianos profesos, pero engañan sus propias almas. . .

El ocio y el abatimiento
Los sentimientos de abatimiento son con frecuencia el resultado de un exceso de tiempo libre. Las manos y la mente debieran mantenerse ocupadas en trabajos útiles, en aliviar las cargas de los demás; y los que hacen esto también recibirán un beneficio. La ociosidad da tiempo para concebir aflicciones imaginarias; y con frecuencia quienes no tienen dificultades y pruebas reales, las tomarán prestadas del futuro.

Se realiza mucho engaño al abrigo de la religión. La pasión controla las mentes de muchos que tienen pensamientos y sentimientos depravados como resultado de la "soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad" (Ezequiel 16: 49) Estas almas engañadas se congratulan a sí  mismas diciéndose que están orientadas espiritualmente y que tienen una consagración especial, cuando su experiencia religiosa consiste en un sentimentalismo enfermizo antes que en la pureza y en la verdadera piedad y humillación de sí mismo. La mente debiera alejarse del yo; sus facultades deben ejercitarse para encontrar la forma de hacer que otros sean más felices y mejores. "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo" (Santiago 1: 27).

La verdadera religión ennoblece la mente*
La verdadera religión ennoblece la mente, refina el gusto, santifica el juicio y convierte a su poseedor en participante de la pureza y la santidad del cielo. Trae a los ángeles cerca y nos separa cada vez más del espíritu y la influencia del mundo. Interviene en todos los hechos y relaciones de la vida y nos proporciona el "espíritu de una mente sólida", y el resultado es felicidad y paz.

El apóstol Pablo dijo a sus hermanos filipenses: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4: 8). Adoptemos esto como la norma para nuestra vida. "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús"
 (Filipenses 4: 6-7).

Un paso hacia adelante
La obra de educar en los ramos médicos misioneros es un paso adelante de gran importancia en la tarea de despertar a hombres y mujeres a sus responsabilidades morales. Si los pastores hubieran realizado esta obra en sus diferentes derivaciones de acuerdo con la luz que Dios ha dado, se hubiera producido una reforma decidida en la manera de comer, de beber y de vestir. Pero algunos se han interpuesto directamente en el camino del progreso de la reforma pro salud. Han detenido a la gente en su avance por medio de sus observaciones indiferentes o condenatorias, o mediante chistes y bromas. Ellos mismos, y una cantidad de otras personas, han estado sufriendo hasta la muerte, pero no todos han aprendido todavía a tener sabiduría.­ Testimonies for the Church, tomo 6, pág. 377 (1900).

Religión, gozo y satisfacción *
Satanás se abrió camino hasta el Edén e hizo creer a Eva que necesitaba algo más de lo que Dios le había dado para su felicidad, y que la fruta prohibida le proporcionaría una influencia especial estimulante sobre su cuerpo y su mente, y la exaltaría y la haría sentirse igual a Dios en conocimiento. Pero el conocimiento y beneficio que pensó que obtendría se convirtieron en una terrible maldición para ella.

Hay personas que tienen una imaginación enferma, para quienes la religión es un tirano que los controla con una vara de hierro. Tales personas se lamentan constantemente por su depravación y por sus males supuestos. En sus corazones no existe el amor; su rostro está constantemente marcado por una expresión de desagrado. Las risas inocentes  de los muchachos o de cualquier otra persona las hace estremecerse. Consideran toda recreación o entretenimiento un pecado y piensan que la mente debe estar constantemente dominada por sentimientos severos y duros. Este es un extremo. Otros piensan que la mente debe trabajar constantemente para crear nuevos entretenimientos y diversiones a fin de obtener salud. Aprenden a depender de actividades que entusiasman y se sienten mal sin ellas. Tales personas no son cristianos verdaderos. Van a otro extremo. Los verdaderos principios del cristianismo abren ante todos una fuente de felicidad, la altura y la profundidad, la anchura y la amplitud de la cual son inconmensurables. Es Cristo en nosotros una fuente de agua que brota para vida eterna. Es una fuente permanente de la cual el cristiano puede beber a voluntad sin agotar nunca esa fuente.

Tomar dificultades prestadas es perjudicial
Lo que acarrea enfermedad al cuerpo y la mente de casi todos, son los sentimientos de insatisfacción y de aflicción y descontento. No tienen a Dios, carecen de la esperanza que entra dentro del velo, que es como un ancla segura y firme para el alma. Todos los que poseen esta esperanza se purificarán a sí mismos así como él es puro. Estos están libres de inquietos anhelos, lamentos y descontento; no andan buscando continuamente el mal ni cavilan amargamente sobre dificultades prestadas. Pero vemos a muchos que pasan por un tiempo de angustia anticipadamente; la ansiedad se encuentra estampada en todos sus rasgos; al parecer no encuentran consuelo, sino que esperan continuamente algún mal terrible.

Tales personas deshonran a Dios y acarrean descrédito a la religión de Cristo. No sienten amor verdadero hacia Dios, ni por sus compañeros e hijos. Sus afectos se han hecho mórbidos. Pero los entretenimientos vanos nunca  corregirán las mentes de los tales. Necesitan la influencia confirmadora del Espíritu de Dios a fin de ser felices. Necesitan ser beneficiados por la meditación de Cristo, a fin de obtener un consuelo divino y sustancial. "Porque: el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal" (1 Pedro 3: 10-12). Los que poseen un conocimiento experimental de este pasaje son verdaderamente felices. Consideran la aprobación del cielo de más valor que los entretenimientos terrenales; Cristo en ellos, la esperanza de gloria, será salud para el cuerpo y fortaleza para el alma.

La necesidad de consagración *
Pastores y médicos, en vuestra obra lleváis pesadas responsabilidades. Que vuestros pensamientos no se tornen vulgares, comunes o egoístas, por falta de la gracia de Cristo. Nuestra preparación para el hogar de arriba debe confesarse en esta vida. La gracia de Cristo debe entretejerse en cada fase de nuestro carácter.

Quiero decir a todos los que afirman estar convertidos: ¿Han sido verdaderamente cambiados vuestros corazones, estáis velando en oración y manteniendo un comportamiento concienzudo y consecuente para que no sólo tengáis una apariencia de religión, sino una religión preciosa y genuina? Pastores y médicos, cuando aceptasteis a Cristo, ¿experimentasteis una profunda sensación de necesidad espiritual? ¿Cuánto significa para vosotros que sois ministros de justicia, aceptar el don celestial de la luz, el  amor, la paz y el gozo en el Espíritu Santo? Debéis estar imbuidos de tal amor por Cristo que sintáis la necesidad de entregarle todos vuestros afectos y vuestra vida, porque él dio su vida por vosotros. Al estar imbuidos por el amor de Cristo, debéis sentiros motivados a realizar actos de servicio sin egoísmo hasta que dichos actos se conviertan en la práctica de vuestra vida. El crecimiento diario en la vida de Cristo crea en el alma un cielo de paz. En esa clase de vida los frutos se manifiestan constantemente.

Hermanos y hermanas, necesitamos la reforma que deben tener todos los que están redimidos, por medio de la purificación de la mente y el corazón de toda mancha de pecado. La actitud de renunciamiento se manifestará constantemente en las vidas de los que han sido rescatados por la sangre de Cristo. Se verán la virtud y la justicia. La tranquila experiencia interior llenará la vida de virtud, fe, humildad y paciencia. Esta debe ser nuestra experiencia de todos los días. Debemos formar caracteres libres de pecado, caracteres hechos justos en la gracia de Cristo y por ella Nuestros corazones deben ser limpiados de toda impureza en la sangre derramada para quitar el pecado.
Cuando los pastores adornen la doctrina de Cristo nuestro Salvador, y cuando los médicos manifiesten en palabras y acciones, y también en su influencia, la gracia sanadora de Cristo, cuando el Salvador sea revelado como Aquel que es todo deseable, se llevará a cabo una gran obra en favor de otras almas. Dios pide que haya verdad en el santuario íntimo de las almas, para que todo el ser pueda ser una representación de la vida de Cristo. . .

Ruego a mis hermanos y hermanas que son pastores o médicos, que expongan en sus vidas los preciosos principios de la verdad, para que otros se enteren de que habéis estado con Jesús y habéis aprendido de Aquel que es puro, santo y perfecto, sin reproche en una generación pecadora y corrompida. Entonces muchos se volverán al Señor gracias  a los fervientes esfuerzos realizados en su favor por quienes conocen la verdad.

Abstinencia total
Cuando se presente la temperancia como una parte del Evangelio, muchos comprenderán su necesidad de reforma. Verán el mal producido por los licores intoxicantes, y comprenderán que la abstinencia total es la única plataforma sobre la que el pueblo de Dios puede estar con buena conciencia. A medida que se imparta esta instrucción, la gente se interesará en otros aspectos del estudio de la Biblia.­ Testimonies for the Church, tomo 7, pág. 75 (1902). EGW
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